jueves, 3 de noviembre de 2011 in

Curcubitas maxima


Curcubitas maxima

 

Días pasados La Medusa, aprovechando la entrada del mes de noviembre, les contaba la tradición de La Noche y Fiesta de las Calabazas. En dicha noche las calabazas tomaban un gran protagonismo, tanto o más que el que podemos leer en el epigrama de Marcial, en el que Cecilio ofrece a sus invitados calabazas a todas horas y en todas sus formas posibles:

"Como hizo Atreo con los hijos de Tieste así hace Cecilio con sus calabazas: las deshace y parte en mil trozos. Te las ofrece de aperitivo, te las sirve en el primer servicio y en el segundo y en el tercero y hasta al final de los postres. De ellas hace un pastelero insulsas tortas, construye numerosas arquitecturas y dátiles como los que ya se conocen en el teatro. De ellas saca el cocinero picadillos que tornarías por habas y lentejas: imita hongos, embutidos, cola de atún y finas anchoas. El mayordomo hace con ellas artísticas experiencias de modo que hábil disimula varios sabores con la hoja de la ruda. Así Cecilio llena platos y fuentes, salseras y cacerolas. Y considera magnífico y exquisito gastarse un sólo as para tal variedad." 

 
Hoy La Medusa Paca desea centrarse no en la tradición y las costumbres, que ya lo hizo, sino en cómo esta Curcubitas Maxima aparece tratada en la historia, en la literatura clásica y cómo aquellos autores que,    inspirados en las fuentes clásicas, nos muestran constantemente referencias a ellas y el gran interés que los antiguos tenían por ellas y su valor, pues se vendían muy caras en los mercados según el Edicto de Diocleciano:

26. cucurbitae primae n. decem ж quattuor; 27.  sequentes n. viginti ж quattuor”

Deseo aclarar que la variedad, que los antiguos conocían, era la de forma alargada que, tras secarla, era utilizada por los viajeros y peregrinos, es símbolo de los peregrinantes a Santiago de Compostela juntamente con la concha de la vieira y el bastón, como recipiente para líquidos; de ese uso viene su nombre de calabaza vinatera, por contener vino, como bien nos muestra Plinio:

“En los últimos tiempos, las calabazas se han utilizado como jarras y cántaros, e incluso han sido empleados como recipientes para mantener el vino. La corteza es tierna, mientras que la fruta está verde, pero  siempre es raspada cuando la calabaza se utiliza para la alimentación”.  




La calabaza que Paca conoce, como la más popular entre nosotros, es la redonda procedente de América por lo que esta no formaría parte de la dieta de los antiguos. Algunos autores contemporáneos cuestionan su verdadera procedencia afirmando que creció espontáneamente en el sur de Asia o en África tropical, ya que los antiguos hacen mención a una forma redondeada, aunque quizás no fuera la misma conocida por nosotros. 
La medusa no desea entrar en falsos debates y sí exponerles lo qué nos dicen los escritores clásicos sobre sus características generales.

Lo primero que Paca encuentra en las fuentes es su semejanza con el pepino por lo que muchas veces son tratados a la vez. Así Plinio nos relata alguna des grandiosas particularidades:

Las calabazas se asemejan al pepino en su naturaleza, no sólo en su forma de crecimiento, sino también en que manifiestan una igual aversión hacia el invierno. A su vez necesitan riego constante y estiércol. Tanto los pepinos como las calabazas se siembran en hoyos de un pie y medio de profundidad, entre el equinoccio de primavera y el solsticio de verano, en el momento de la Parilia en particular. Algunas personas, sin embargo, piensan que es mejor sembrar las calabazas después de las calendas de marzo, y pepinos después de la hora nona,  y en el momento de la Quinquatria. El pepino y la calabaza suben hacia arriba, de una manera precisa, sus brotes se elevan a lo largo de las superficies rugosas de las paredes, incluso hasta el mismo techo, tan grande es su afición por los lugares elevados. Ellos no tienen la suficiente fuerza, sin embargo, por sí mismos sin la ayuda de las estancias. Gracias a ellos pronto se cubren con su sombra la luz de los techos arqueados de las casas y los enrejados en los que se han formado. […] Admite ser comida de varias maneras, y constituye un alimento ligero y saludable, y esto a pesar de que ser una de esas frutas que son de difícil digestión en el estómago humano, y tienden a hincharse los que comen de ellas. Las semillas que se encuentran más cercanos al cuello de la calabaza son de gran longitud, y también lo son las que se encuentran en las extremidades inferiores, aunque no del todo comparables con las demás. Aquellas, en cambio, que se encuentran en el medio, producen las calabazas de forma redonda. Las semillas se secan al ser colocadas en la sombra, y se emplean para la siembra, son sumergidas en agua primero. Cuanto más larga y más delgada sea la calabaza es más agradable para el paladar. Las que se han dejado crecer colgantes parece que son más sanas, tienen menos semillas que las demás. Los que quieran de mantener las semillas, no deben cortarlas antes del invierno, después se secan en el humo que es utilizado para preservar las semillas”.


En lo que respecta a su procedencia, Ateneo nos dice que: “se producen unas calabazas buenísimas en la región de Magnesia”-


La Medusa, hablando de calabazas, frustró más de alguna expectativa de algún estudiante que, constantemente, llevaba calabazas a su casa. ¡Ojo! Puedo afirmar que nunca el Profesor dio calabazas, si hubiese dado calabazas, probablemente, lo podrían haber malinterpretado, tal expresión siempre se refirió al ámbito de las relaciones personales.

Ya saben, se trata de una locución verbal utilizada en el lenguaje coloquial queriendo expresar que alguien es rechazado por la persona a la que pretende conquistar o de la que se pretende un favor. 

Es en Magnesia el lugar en el que La Medusa se apea para seguir estudiando sobre sus diversas clases, su uso medicinal y culinario y poder contárselo.



Fotografías wwwfothaki. com. Textos tratamiento y archivo de La Medusa Paca. Copyright ©

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