lunes, 12 de diciembre de 2011 in

“He dormido en la majada sobre un lecho de lentiscos”

“He dormido en la majada sobre un lecho de lentiscos”

Venta de Venancio, lugar de transhumamcia 
Hurgando entre mis papeles, ahora que he vuelto al frío o para expresarme mejor, ahora que he vuelto a mi archivo, a mi lugar en el que, a ciegas, sé lo que tengo, dónde se encuentra y dónde tengo que dirigirme para buscarlo y poder exprimirlo.

Pues en esas está La Medusa. Rebuscando, rebuscando se ha encontrado de bruces con un papel en el que está escrito un nombre: Vicente Sáiz, de oficio pastor y de beneficio escritor o inventor de coplillas, nacido en Huerta de Arriba (Burgos), y unas coplillas, de hacia 1936, coplillas que, en la misma hojita tengo anotado, fueron recuperadas por Luis Vicente Elías y que, según mi anotación vienen, mejor sirven para glosar los contenidos, usos y costumbres de los pastores trashumantes riojanos. Entre paréntesis y anotadas al margen alguna vez anoté que en ellas: “ Vicente cuenta su experiencia desde zagal hasta que, ya hombre hecho, faltó poco para que le fusilasen por defender lo suyo”.

La vida más arrastrada
“Es la vida del pastor
la vida más arrastrada
que en el orbe de la tierra
por experiencia se halla”.

Ciertamente estos cuatro versos, sino hay más, poca cosa son en cuanto a la producción poética de este coetáneo de ese otro pastor y poeta oriolano de apellido Hernández y de nombre Miguel.

Es cierto que los versos, unos cuantos objetos, ilustraciones, textos y valiosos testimonios como este conforman y sintetizan toda una cultura, cultura pastoril fundamento de la trashumancia, una práctica antigua en la Europa mediterránea que, para aprovechar los pastos de montaña en verano y los del valle en invierno, generó, por razones históricas, esta forma de emigración pastoril de largo recorrido.  

También en La Rioja. Entre el siglo XVIII y comienzos del XX nacer varón en Cameros era estar vinculado al ganado merino. Desde niños acompañaban a sus padres a las tareas ganaderas y, sin concluir la escuela, con unos diez años, hacían su primer viaje como “zagales”. Después podían ascender en el escalafón pastoril hasta el rango de “mayorales”.

Cuadrilla, mesta, majadas, descansaderos, abrevaderos, cañada, zagales, mayorales, serranos, mansero, rabadán, yuguero, hateros, avío, descansadero y otras muchas palabras, más el paisaje, la arquitectura civil y en los templos y la abundante industria textil conforman los hatillos de esa trashumancia riojana, escasamente documentada, porque la mayoría de los pastores de aquí, conocidos como "serranos" pertenecía a la Cuadrilla de la Mesta de Soria. 

Si importantes fueron las palabras, el paisaje y la arquitectura, no menos lo fue la altura de prácticamente la totalidad de localidades situadas por encima de los 700 metros de altitud en las laderas norte de los valles del Iregua y Najerilla, todas en el Sistema Ibérico Central, donde se reunían, con sus rebaños, los pastores trashumantes de Burgos, Soria y de La Rioja para descender a “estremos”, tierras de Extremadura, la Alcudia y Andalucía. 
Mapa de las cañadas reales de España

Iban por las cañadas en cuadrillas de cinco hombres con varios perros: el “mansero” delante del rebaño; dos “compañeros” a los lados; el “rabadán” detrás y el “'yuguero” algo retrasado, con las yeguas “hateras”, que llevaban el “avío” o escaso ajuar del pastor (ropa, mantas, comida, utensilios y redes para cercar al ganado por la noche); detrás también podía ir el “zagal”.


Por la tarde el “yuguero” y el “zagal” se adelantaban a buscar un “descansadero” y preparar la cena, generalmente migas o sopas. Por la noche hacían guardias para vigilar el ganado. Los lobos, los bandidos y los agricultores eran sus principales amenazas. Y por la mañana, de vuelta a la cañada. Así un mes hasta llegar a los pastos de invierno, donde permanecerían hasta finales de primavera, ansiosos ya por regresar a casa. El viaje de vuelta era más placentero y la llegada, ésa sí era una fiesta.
Y al final en el “descansadero”: el papel de estraza, el lapicero y la composición  de unos versos, esos versos como aquellos o como éstos de José María Gabriel y Galán.

He dormido en la majada sobre un lecho de lentiscos
embriagado por el vaho de los húmedos apriscos
y arrullado por murmullos de mansísimo rumiar;
he comido pan sabroso con entrañas de carnero
que guisaron los pastores en blanquísimo caldero
suspendido de las llares sobre el fuego del hogar”.


Fotografías y texto de La Medusa Paca. Copyright ©

1 Comment So Far:

  1. Me lo se De memoria las primeras estrofas de "he dormido en lA majada sobre un lecho de lentiscos.....hermoso poema. Leonfiel argentina

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