jueves, 2 de febrero de 2012 in

MI DESPERTAR


 MI DESPERTAR
 

Como siempre al despertar, lo primero que hago es levantar la persiana y me quedo unos minutos contemplando, enfrente de la mía, esas casas de campo, con sus ventanas llenas de macetas, cada una de su color, a alguna le salen unos capullitos que con el tiempo irán floreciendo hasta conseguir parecerse a un altar.
Hace frío y de las chimeneas sale humo de fuego recién encendido, que desprenden olor y calor de hogar.

Alguien ya ha tendido las sabanas adornando la pared de un blanco reluciente y con la helada amanecida se han quedado como carámbanos. Al lado un pajarito picotea tranquilamente en las ramas desnudas de mi peral y un peluche blanco, como una bola de nieve comienza a ladrarle para llamar su atención y, al fondo del huerto, un carro de los de verdad, de los de traer el pan a casa, de los de hacer sudar a los mulos, aguanta en silencio toda la carga pesada del invierno.

Una señora se asoma a la puerta, mira la temperatura que hace antes de salir para hacer los mandados. Entra en casa y enseguida saca el carro de la compra y se escucha el chirriante ruido de las ruedas. Observo como coloca en la pared la jaula, bien arriba, y la mueve para asegurarse que está bien sujeta. Y escucho el parloteo incansable de un jilguero contento. Cerca de ella unos gatos miran como una vez más no podrán alcanzar a su apreciado enemigo.




Texto y Fotografías La Medusa Paca. Copyright ©

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