jueves, 1 de noviembre de 2012 in

Noviembre: mes de la grulla gruyendo, los patos parpando y las alambres sonando.




Noviembre: mes de la grulla gruyendo, los patos parpando y las alambres sonando.


 “Ven aquí, oh padre Leneo (aquí está todo lleno de
tus dones, en tu honor florece el huerto cargado
de pámpanos otoñales, la vendimia espuma en cubas llenas),
ven aquí, oh padre Leneo, y, quitándote los coturnos,
moja conmigo tus desnudas piernas en el nuevo mosto” (Virgilio, Geórgicas, Libro II; vv. 1-8).

Estamos en Noviembre y esta mañana, en mi habitual paseo, mi agricultor ha tratado de impartirme una sencilla pero documentada lección sobre los sonidos de la naturaleza y allí me he puesto a escucharla después de oírle como recitaba a Virgilio en estos versos: 

“Bien pudieras, empero, descansar aquí conmigo esta noche en la verde enramada; tengo dulces manzanas, castañas cocidas y queso abundante. Ya humean a lo lejos los más altos tejados de las alquerías y van cayendo las sombras, cada vez mayores, desde los altos montes. (Virgilio, Égloga I)


La Medusa Paca siempre entendió que la palabra alambre significó lo que significa: “Hilo de cualquier metal, obtenido por trefilado”. Este es el significado que el DRAE dice de tal vocablo. Pero heme aquí, junto a mi agricultor, y éste va y me corrige ampliando la extensión de tal significado a valores ancestrales, añorados y hasta desaparecidos. Alambre, en lenguaje merinero, vino a decirme, es el conjunto de cencerros que porta un rebaño, ¡y tiene razón! porque, académicamente, también es entendido como. “Un conjunto de cencerros, campanillas, etc., de una recua o hato de ganado”.

Aquí estamos, ya en noviembre,en ese noviembre trashumante: mes de la grulla gruyendo, los patos parpando y las alambres sonando con ese su sonido roto, arrastrado, repetitivo y cascado de campana de hojalata que, desde siempre, ha acompañado a los hatos de ovejas cuando transitaban por calles y  callejas en dirección a sus destinos por trochas, cañadas y puertos extremos y que La Medusa Paca tantas veces escuchó. 


Escuchando los sonidos del alambre ha recordado el salir de las churras de sus atajadizos hacia los pastos o su entrada en esa su casa de vecindad llamada corral. Ha sentido toda una orquesta enclaustrada en esa serie de cencerros, diferentes en tamaño y tonalidad, siendo portadores de la identidad de cada una de la clase social-animal del rebaño. 

La Medusa, siendo pequeña y husmeando por las corralizas de la casa de sus abuelos-labriegos, conoció a una persona y pastor bueno, llamado Jorge, hombre con profunda cultura de su oficio, paciente, guarda, guía y apacentador  de sus ovejas. Lo recuerdo tratando de inculcarme la manera de distinguir hasta los once tipos diferentes de sonidos de alambre, afinados, también como una orquesta, con notación musical, que dentro de su rebaño sonaban. No creo que Jorge, el pastor, fuese especialmente melómano, pero era un placer verle en su explicación al afinar los llamados zumbos de los carneros-guía, en esa tonalidad de re sostenido y en otras tonalidades homónimas, esos cencerros medianos y hasta con sonidos más agudos las campanillas y campanillas cascabeleras de los corderos. Todo un alarde musical, toda una orquesta perfectamente distribuida, todo un conjunto de sonidos redondos condujeron al pastor, escuchando a su rebaño, a poseer motivo de orgullo. Está claro que esto era cuando el alambre propio era un orgullo, fundamentalmente, en tiempos en que por los pastos y las cañadas trashumaban gran número de rebaños.
Paca queda aquí, cuando noviembre es “de estío puerta del frío”, recordando y recitando, entre dolor y canto, a Virgilio como si fuese Aristeo, pastor de la Arcadia, hijo de Cirene y Apolo.

‘‘En aquel tiempo la dulce Parténope me brindaba asilo, a mí,
Virgilio, mientras dedicaba la flor de mi juventud a sombríos solaces;
A mí, que me entretuve con poemas pastoriles y, con audacia juvenil,
Te canté, Títiro, tendido a la sombra de una coposa haya. ’’ 
 (Virgilio, Geórgicas, últimos versos del libro IV)


Texto y Fotografías La Medusa Paca. Copyright ©

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