Haikus de un otoño ya agotado
Haikus de un otoño ya agotado
En mar rizada
todo arrea
brincando
tras la dorada.
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El canto de rúa
marca al
peregrino
la sutileza.
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Cuando lo
siembran
bufa un viento
helador:
maíz tardío.
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Caen hojas de
haya;
salta a los ojos
el frío
creciente.
La tarde fría,
un carro con morralla
bajo la helada.
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Frío amanecer,
al salir a pasear
ríe la gaviota.
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Tejiendo su hilo,
este arácnido
vivo
tiene a la abeja
en vilo.
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Crece el perfume
de la moraga
al fulgor de la
fogata.
En la montaña
y en los mares, reposo:
día de nieve.
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Luz atenuada,
la niebla se traga
el arbolado.
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Con la cellisca
los críos del
poblado
todos se cubren.
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Sin hospedaje.
La hilada de casas
luce en la nieve.
Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©
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